Conceptos y Definiciones


En los procesos productivos, se denomina tiempo planificado, al tiempo que se prevé utilizar la máquina para fabricar. El tiempo planificado se divide en dos. Por un lado disponemos del tiempo durante el cual la empresa está elaborando producto, denominado tiempo de funcionamiento, y por otro lado, del tiempo que la máquina se encuentra parada, por motivo de avería, descansos de producción o por preparación para la fabricación de un nuevo lote de producto, llamado tiempo de cambio de lote o tiempo de preparación.

Son ejemplos de cambio de lote:


El cambio de la matriz de una prensa, con la que se va a realizar la estampación de piezas distintas.


La limpieza de una línea de fabricación de pintura, cuando se va a cambiar el color a producir y se desea evitar cualquier tipo de contaminación.


La modificación en la configuración de una línea de envasado, que va a cambiar el tamaño del envase con el que se debe embotellar.


Para la explicación siguiente se supondrá que el tiempo planificado sólo está compuesto de tiempo de funcionamiento y de cambio de lote.



Evidentemente, cuanto mayor sea el tiempo de funcionamiento frente al tiempo de cambio de lote, más largo será el período en que la empresa genera producto, aumentando la productividad y por tanto, los costes. Tan obvio es este planteamiento, que las fábricas siempre han intentado llevar al mínimo el número de cambios de lote, en su planificación de la producción.


Por esa razón, las empresas productivas continuamente han buscado las economías de escala, derivadas de la fabricación de los grandes lotes. Y los mecanismos que han utilizado para mantener los grandes lotes de fabricación, han ido desde ofrecer un catálogo de productos con un número reducido de referencias, hasta plantear grandes descuentos para, de esta forma, incentivar la venta de una mayor cantidad de producto.

En la época actual, el mercado pide gran variedad de producto, en cantidades muy reducidas y con plazos de entrega casi inmediatos. Y estos requisitos son incompatibles con el planteamiento anterior, si se pretenden mantener los costes productivos (Carbonell, 2013). 


Se estima que el tiempo de cambio se distribuye de la siguiente manera:

50%: ensayos y ajustes.

30%: Acopiar,  retirar, preparar,  limpiar,… todos los elementos del proceso (utillajes de fabricación y control, materiales, pautas, contenedores,…).

15%: centrado y posicionamiento de elementos.

5%: desmontaje y montaje de los elementos.



Estos datos indican que puede reducirse la mayor parte del tiempo de cambio es decir el plazo que pasa desde que sale la última pieza buena de un lote hasta que se obtiene la primera pieza buena del lote siguiente. (Asociación de la Industrial Navarra, 2003).

Distinción entre operaciones

A la vista de lo anterior, existen distintos tipos de operaciones en un cambio, incluso hay algunas que pueden prepararse previamente al cambio. Se distinguen, entonces:

1. Operaciones externas, u operaciones a realizar con la máquina en marcha (durante el cambio o en tirada): Búsqueda de piezas, herramientas y útiles, ajustes, etc.
2. Operaciones internas, u operaciones que obligatoriamente se tienen que realizar con la máquina parada, sustituciones de herramientas o útiles, cambios de programa, etc.
Obviamente, se buscará siempre tener el mínimo número de operaciones internas, e intentar convertir en externas el máximo número posible de ellas.         


El O.E.E. (Overall Equipment Effectiveness o Eficiencia Global de los Equipos) es un parámetro de medida universal de eficiencia de los equipos que hace visible todas las actividades que no añaden valor en las máquinas (“mudas”, en su término japonés).

El O.E.E. se define como el cociente entre la producción realizada en un periodo de tiempo y la producción máxima realizable en el mismo periodo de tiempo: sin averías, sin paros, sin tiempos de cambio, a velocidad teórica máxima, sin fallos de calidad. (Garcia Del Vigo & Villanueva Castrillón, 2009).


El SMED es un acrónimo (de los términos en lengua inglesa) para la expresión cambio de útiles en menos de diez minutos o minutos de un sólo dígito. El SMED es una teoría y conjunto de técnicas que hacen posible realizar las operaciones de cambio de útiles y preparación de máquinas en menos de diez minutos. Haciendo que las operaciones de preparación sean más rápidas y simples, el SMED ayuda a la empresa a producir en pequeños lotes. Esto significa que pueden satisfacer las necesidades de los clientes con productos de alta calidad y bajo costo, con rápidas entregas sin los costos de stock excesivos. El SMED se desarrolló originalmente para mejorar las preparaciones y montajes para producción de prensas y máquinas herramientas, pero sus principios se aplican a las preparaciones de máquinas en toda clase de procesos. (Hincapié Monsalve & García Monsalve, 2006).


En el marco del análisis de los flujos de materiales sobre una línea de producción y de su mejora, los cambios de moldes, útiles y herramientas son “etapas necesarias” pero, a la vez, fuertes consumidoras de “tiempos”, por lo que se debe de minimizar su “duración”. El SMED es un método de trabajo de sencilla aplicación basado en la observación, estudio y racionalización de aquellas operaciones que es necesario realizar en una línea de producción flexible, para permitir pasar de la fabricación de un tipo de producto A a otro producto B.


Como ya hemos señalado, el SMED es un método para reducir el tiempo de cambio de pieza a fabricar (realizarlo en el tiempo más breve posible) alcanzando en las líneas de producción un mejor rendimiento, disponibilidad y una mejora de los flujos.

Cuando los cambios de útiles pueden hacerse rápidamente, se hacen si es necesario. Esto significa que las empresas pueden producir en pequeños lotes, lo que tiene muchas ventajas:


• Flexibilidad: las empresas pueden satisfacer cambiantes demandas de clientes sin necesidad de mantener grandes stocks.


• Entregas rápidas: la producción en pequeños lotes significa plazos de fabricación más cortos, y menos tiempo de espera para los clientes.


• Productividad más elevada: tiempos de preparación y cambios de útiles más cortos reducen los tiempos de parada de los equipos, lo que eleva las tasas de productividad. (Sacristán, 2009).


Es importante señalar que no siempre es posible alcanzar el rango de diez minutos para todo tipo de preparaciones de máquinas, pero el SMED reduce dramáticamente los tiempos de cambio y preparación en casi todos los casos. La reducción de los tiempos de estas operaciones beneficia considerablemente a las empresas. (Paredes, 2013).